sábado, 31 de diciembre de 2011

Entre tus manos está mi vida Señor

Paz y Bien.


Entre tus manos está mi vida Señor

Señor Dios nuestro, dueño de todo: del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Porque Tú eres el mismo ayer, hoy y siempre. Vives desde siempre y para siempre. ¡Gracias Dios mío por existir! Gracias por compartir conmigo y con las personas que amo tu existencia.

Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI. ¡Cuánta gracia has derramado en mí y has permitido que la haga llegar a mis hermanos! ¡Cuánta gracia Dios mío!

También gracias por la vida y el amor. Por la vida personal, pero también por la vida de las personas que me rodean. De las personas maduras, jóvenes y sobre todo por las nuevas vidas que has hecho posible en este año y que he conocido de cerca. Por las flores, que nos hablan de tu belleza y nos haces entender que ningún hombre se viste con tanta belleza y simplicidad porque ellas te alaban y te alegran con su bellos coloridos y aromas que son como las plegarias y acciones de gracias de tantos que no lo hacen. Gracias  el aire a través del cual no llega el aliento de tu Vida, nos acaricias y nos recuerdas tu presencia siempre fiel en cualquier circunstancia. Gracias por el sol que es bello fuerte y es fino reflejo de tu amor, ilumina nuestro sendero y nos habla de tu presencia para no vivir entregado a las tinieblas ni a las sombras de muerte, el sol que de Ti Divino Señor lleva significación. Gracias por la alegría, sobre todo por esa alegría que no es pasajera, que no es efímera y que consiste en conocerte a Ti Eterno Dios Vivo y Verdadero. Gracias por ayudarme a descubrir que la alegría no es ausencia de problemas, retos, dificultades, sino la conciencia de vivir siempre en tu presencia. Gracias por el dolor. ¡Sí gracias por el dolor aunque muchas veces no lo entienda y me cueste aceptarlo. Gracias porque el dolor me ha recordado siempre que soy limitado y que a cada respiro que doy necesito de Ti. Gracias porque el dolor me ha enseñado que no soy autosuficiente, que no soy intocable y que gracias al dolor me doy cuenta de que puedo amar. Gracias por enseñarme a sufrir y sumar mis pequeños sufrimientos y los sufrimientos de las personas que amo a los sufrimientos de la Dolorosa pero Redentora Pasión de Tu Hijo. Gracias  por cuanto fue posible, por las metas alcanzadas, por lo buenos deseos cumplidos, por ser sensible a tu gracia infinita y por darme el do de los hermanos, por ser instrumento de tu paz, de tu reconciliación y de tu amor. Y también gracias  por lo que no pudo ser. Por lo que yo no quise que fuera, por lo que anhelé y no se llevó a cabo. Gracias en fin por todo lo que hay en este pobre corazón. Tómalo Buen Dios, llénalo de tu Amor y después pídeme lo que quieras que te lo daré.

Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir. La vida te tantas y tantas almas que gracias a tu Gracia he podido reconciliar Contigo. Las personas a las cuales una palabra, un gesto, un abrazo que Tú les has dicho, realizado, dado a través de mí, les ha cambiado abismalmente la vida y se las has llenado de sentido. Por todas la veces que celebrando la Eucaristía y prestándote mis pobres manos, mi pobre corazón te has hecho presente y las personas te han descubierto ahí Vivo, Total y Completo.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, te pido por ellas, y por todos los suyos. También te presento y te pido por las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mi y los que están más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría. Bendícelos y santifícalos buen Dios y haz por tu inmenso amor que siempre estén cerca de Ti. Que Tú seas el centro de su vida y que caminen de la mano Contigo. Que confíen en Ti, como confían las ovejas en su Pastor.

Pero también Señor, hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo. En una palabra: ¡Perdón por no haber sabido amar como Tú! Es doloroso reconocerlo, pero es verdad. ¡No he sabido amar! Eso me duele, me duele hasta lo más profundo del corazón. Me duele hasta la médula de los huesos, pero confío, confío, confío en tu infinita misericordia y sé que me ayudarás cada día más a amar a aquellas personas que me cuesta más amarlas, a las que están cerca y a las que están menos cerca. Perdón por mi falta de caridad en mi ministerio, en mi vocación, en mi empeño por trabajar en bien de tu Reino. Perdón por mi falta de generosidad y por mi falta de solidaridad con mis hermanos que sufren. ¡Perdón por no amar! ¡Perdón por no amarte sobre todas las cosas! ¡Perdón por no amar a mis hermanos como a mí mismo!

También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todas las veces que he antepuesto “otra cosas” antes que mi oración y mi encuentro Contigo. Perdón por no hacer de mi vida una oración a través de la cual pueda difundir tu perfume amoroso. Perdón  Por todos mis olvidos, sobre todo por aquellos que me alejan de Ti y de mis hermanos. Perdón por mis descuidos, por mi falta de delicadeza, por la falta de detalles para las personas que amo y con las cuales comparto mi vida y mi vocación. Perdón por los silencios cobardes y por las críticas en mi corazón. Perdón por alejarme de Ti. Por todo ello te pido nuevamente te pido perdón.

Hoy te pido para mí solamente que aumentes mi fe y mis deseos de santidad. Te pido para  las personas que amo la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría. Sobre todo que se acerquen a Ti, que puedan amarte sobre todas las cosas y que siempre se den cuenta que sin Ti no son nada. Que su vida entera y total dependa de Ti. Que les concedas un trabajo digno y estable para que teniendo asegurado el sustento diario puedan buscarte a Ti con mayor libertad.

Quiero vivir cada día como si fuera el último de mi vida y deseando siempre ése momento culminante del encuentro Contigo con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión de paz y bien.

Cierra Té mis oídos a toda falsedad. No permitas que me preste a la destrucción e injusticia de los demás. Tampoco permitas que yo piense que siempre tengo la razón, sino que sea verdaderamente humilde. Cierra Tú mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. A palabras que sólo causen daño y alejen de Ti. Que sepa entender a los demás y orientarles con palabras salidas de tu boca, de tu corazón a través de la inspiración de tu Santo Espíritu.

Abre, en cambio, mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene solo de bendiciones, y las derrame a mi paso. Que todas las personas que me conozcan te vean a Ti, no por mis propios méritos, sino por tu infinita misericordia. Que tu gracia se derrame siempre, y que humildemente por mi medio te encuentren todos los que te buscan, para que así puedan darte la gloria y la alabanza únicamente a Ti Eterno Dios Vivo y Verdadero

Cólmame de bondad y de alegría para que cuantos conviven conmigo o se acerquen a mi encuentren en mi vida un poquito de TI. Que mi único proyecto sea el difundir el hermoso perfume del olor de Cristo para todos cuantos se acerquen a Mi.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

Amén

¡Feliz Año 2012!                                   Fray Pablo Capuchino Misionero.

lunes, 19 de diciembre de 2011

OH RENUEVO

DÍA 19 DE DICIEMBRE


OH RENUEVO
del tronco de Jesé,
que te alzas como un signo por los pueblos,
ante quien los reyes enmudecen
y cuyo auxilio imploran las naciones,
vena librarnos, no tardes más



Renuevo.jpg (71196 bytes)Qué milagro ver las flores y las espigas en cada primavera! ¡Qué milagro que los árboles se carguen de fruto cada año! ¡Qué milagro cada renuevo y cada retoño, cada niño y cada cría! ¡Qué milagro la vida!

Pero si nace un retoño de un tronco viejo ¿qué podemos decir? Eso ya supera las fuerzas de la naturaleza, hay que admirar y alabar. Como lo hizo Abraham, cuando en su ancianidad engendró al hijo de las promesas. Como David, a quien se le prometió una descendencia gloriosa interminable.
Del viejo tronco de Isaí, padre del rey David, brota un Renuevo lleno de gracia y de espíritu. «Reposará sobre él el espíritu de Yahveh, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh» (Is 11, 2).
Será un líder maravilloso, revestido de justicia y misericordia. Será como un signo favorable para los pueblos, como un arco iris, como un buen horóscopo, anuncio cierto de salvación. Tiene en sus manos el secreto de la ciencia y de la paz. Todos los príncipes y sus consejeros, todos los sabios e investigadores, quedarán pasmados ante él.
Todas «las gentes lo buscarán» (Is 11,10) y todas las naciones solicitarán su visita. Será la admiración del mundo y tendrá millones de "fans" por todas partes.

Y es verdad. Todo el mundo está como esperando un gran Salvador, un líder ideal, que llene de ánimo y de esperanzas. La gente está necesitada de ilusión y de esperanzas. Sufrimos desencanto tras desencanto, decepción tras decepción. Se prometen cosas, y todo queda en palabras y buenas voluntades. Se habla de cambio, para que todo siga igual. Lo que hoy más necesitamos es una esperanza nueva. Necesitamos organizaciones nuevas y políticos nuevos. Necesitamos un hombre divino, pero que sea de nuestra raíz y nuestra raza, que brote de nuestro árbol.
Por eso,
ven, Renuevo maravilloso del tronco de Jesé,
ven enseguida a librarnos de esta tristeza,
ven, Príncipe ideal.
Ven, Renuevo,
a renovarlo todo,
a hacer un mundo nuevo,
«una tierra nueva, en la que habite la justicia».

OH ADONAI

DÍA 18 DE DICIEMBRE


OH ADONAI
Pastor de la casa de Israel,
que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
y en el Sinaí le diste tu ley,
vena librarnos con el poder de tu brazo



Adonai.jpg (72294 bytes)Admiramos esa espléndida manifestación de Dios como fuego y como amor, como pastor y como ley, como fuerza liberadora. Ese Señor-Pastor, que ama a su pueblo, a su rebaño, y que no permitirá que nadie lo someta o lo disperse, que nadie le arrebate una oveja de su mano. Por eso, se manifestará con brazo poderoso para liberar y dirigir a su pueblo.

Se manifiesta a Moisés como llama que enciende y no consume, que purifica y no mata, que ilumina y no ciega, que conduce y no esclaviza. Esa llama se comunicará al profeta para que pueda romper las ataduras que atan a su pueblo y para que pueda conducirlo sabiamente.

Se manifiesta a Moisés como Pastor y Legislador, como norma y camino, como meta y horizonte de vida. Una ley que se inscribe en piedra, pero que terminará escribiéndose en el corazón. Una ley que se irá concretando y reduciendo en palabras tan sencillas y tan vivas como el amor.

Pues ven, Pastor, a conducirnos.
Tú eres nuestro buen Pastor.
Ven, Adonai-Señor, a liberarnos.
Tú eres nuestra Pascua.
Lo pedimos con toda nuestra fuerza,
porque, a pesar de tanta Declaración de Derechos,
de tantas constituciones,
de tanto código y de tanta democracia,
no nos sentimos libres ni seguros;
porque, a pesar de tantos pastores,
líderes y gobernantes,
no nos sentimos bien dirigidos y orientados.

El rebaño anda disperso
y el pueblo no sabe lo que quiere.
Nos dejan pequeñas parcelas de libertad,
para que nos lo creamos,
pero las cosas realmente importantes
no sabemos quién las decide.
Nos entretienen con espectáculos variados
y nos proporcionan la ración diaria de «pescado y de cebollas»,
para que nos conformemos,
pero el alimento que nutre de veras
no está a nuestro alcance. Somos esclavos de la peor condición,
porque no conocemos sus cadenas.
Por eso, Señor,
ven a liberarnos con el poder de tu brazo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

L A S A N T Í F O N A S «O»




L A S A N T Í F O N A S «O»

Las antífonas de la O son siete, y la Iglesia las canta con el Magnificat del Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.

Se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh». También se llaman «antífonas mayores».

Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del A.T. como de la Iglesia del N.T.

Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven»
Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.

You must cultivate this well formed heart




December 16
You must cultivate this well formed heart, carefully, and spare nothing which could be useful to its happiness. Even though in every season – that is, at every age – you can and must do this, your present age is the most suitable. (Letters III, pp. 421-422).

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Let us always think of Heaven



December 14

He who attaches himself to the earth remains attached to it. It is better to detach oneself little by little instead of all at once. Let us always think of Heaven (CE, 64)

viernes, 2 de diciembre de 2011

But even goes in search of obstinate ones




December 2.

Divine Goodness not only does not reject  repentant souls, but  even goes in search of obstinate ones (CE, 11)