lunes, 27 de junio de 2011

En Memoria de un Gran Apostol del Evangelio

Mons. Padovese, a un año de su muerte

ROMA Para honrar la memoria de nuestro hermano, Mons. Luigi Padovese, el Instituto Franciscano de Espiritualidad de la Pontificia Universidad Antonianum, del cual fue presidente por 17 años, ha promovido una miscelánea de estudios que llevan como título el lema episcopal: “In Caritate Veritas” de Luigi Padovese, Obispo Capuchino, Vicario Apostólico de Anatolia. Escritos en memoria (a cargo de P. Martinelli y L. Bianchi, EDB, Bologna 2011). El volumen de 852 páginas ha sido presentado a la santa sede por la misma Universidad el pasado viernes 3 de junio, exactamente al año de su cruento homicidio. El acto académico se desarrolló en un clima de profunda emoción con la participación de más de doscientas personas entre las cuales estaba presente también el hermano del prelado desaparecido.


La presentación en detalle de la miscelánea fue confiada al rector de la Pontificia Universidad Antonianum y primer estudiante de doctorado de Luigi Padovese, el prof. Johannes Freyer, quien presentó la estructura del volumen deteniéndose en particular en la sección de los testimonios, entre los cuales despuntan los del Ministro general de los Capuchinos, fr. Mauro Jöhri, y de su Santidad el Patriarca de Constantinopla Bartolomeo I. Sucesivamente el rector describió los estudios de franciscanismo contenidos en el texto, entre los cuales emerge la característica profundamente dialógica del carisma de San Francisco en confrontación con las otras experiencias religiosas. Al término del acto académico los participantes se trasladaron a la adyacente Basílica de San Antonio donde se celebró una Misa de sufragio en su memoria. La celebración eucarística fue presidida por el Vicario general de los Capuchinos, fr. Felice Cangelosi quien en la homilía hizo presente la figura humana, de estudioso y de consagrado, así como el compromiso pastoral de nuestro hermano asesinado un año atrás, en el día en que la Iglesia celebraba la solemnidad del Corpus Christi.

ISKENDERUN, Turquía – Mons. Padovese fue un incansable estudioso de los orígenes del cristianismo y pastor que fundó sobre la caridad y el diálogo su servicio a la verdad. Fue recordado el domingo 5 de junio en Iskenderun con una celebración eucarística presidida por mons. Ruggero Franceschini, Arzobispo de Esmirna, capuchino, actual administrador apostólico del vicariato Apostólico de Anatolia y presidente de la conferencia episcopal de Turquía. En representación del Ministro general estuvo presente fr. Carlo Calloni, Secretario particular.



Tomado de la P’agina Oficial de la Orden de Frailes Menores Capuchinos.

En Memoria de un Hermano Capuchino

Mons. Padovese, a un año de su muerte

Tomado de ofmcap.org. Pagina Oficial de la Orden De Frailes Menores Capuchinos


ROMA Para honrar la memoria de nuestro hermano, Mons. Luigi Padovese, el Instituto Franciscano de Espiritualidad de la Pontificia Universidad Antonianum, del cual fue presidente por 17 años, ha promovido una miscelánea de estudios que llevan como título el lema episcopal: “In Caritate Veritas” de Luigi Padovese, Obispo Capuchino, Vicario Apostólico de Anatolia. Escritos en memoria (a cargo de P. Martinelli y L. Bianchi, EDB, Bologna 2011). El volumen de 852 páginas ha sido presentado a la santa sede por la misma Universidad el pasado viernes 3 de junio, exactamente al año de su cruento homicidio. El acto académico se desarrolló en un clima de profunda emoción con la participación de más de doscientas personas entre las cuales estaba presente también el hermano del prelado desaparecido.

La presentación en detalle de la miscelánea fue confiada al rector de la Pontificia Universidad Antonianum y primer estudiante de doctorado de Luigi Padovese, el prof. Johannes Freyer, quien presentó la estructura del volumen deteniéndose en particular en la sección de los testimonios, entre los cuales despuntan los del Ministro general de los Capuchinos, fr. Mauro Jöhri, y de su Santidad el Patriarca de Constantinopla Bartolomeo I. Sucesivamente el rector describió los estudios de franciscanismo contenidos en el texto, entre los cuales emerge la característica profundamente dialógica del carisma de San Francisco en confrontación con las otras experiencias religiosas. Al término del acto académico los participantes se trasladaron a la adyacente Basílica de San Antonio donde se celebró una Misa de sufragio en su memoria. La celebración eucarística fue presidida por el Vicario general de los Capuchinos, fr. Felice Cangelosi quien en la homilía hizo presente la figura humana, de estudioso y de consagrado, así como el compromiso pastoral de nuestro hermano asesinado un año atrás, en el día en que la Iglesia celebraba la solemnidad del Corpus Christi.


ISKENDERUN, Turquía – Mons. Padovese fue un incansable estudioso de los orígenes del cristianismo y pastor que fundó sobre la caridad y el diálogo su servicio a la verdad. Fue recordado el domingo 5 de junio en Iskenderun con una celebración eucarística presidida por mons. Ruggero Franceschini, Arzobispo de Esmirna, capuchino, actual administrador apostólico del vicariato Apostólico de Anatolia y presidente de la conferencia episcopal de Turquía. En representación del Ministro general estuvo presente fr. Carlo Calloni, Secretario particular.

martes, 7 de junio de 2011

El Amor de Dios manifestado en el envío del Espíritu Paráclito


Tercer día
Razón de la Venida del Espíritu Santo
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar a cada uno en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: ¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las
maravillas de Dios. Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros ¿Qué significa esto? Otros en cambio decían riéndose ¡Están llenos de mosto! Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras...

(Hch 2,1-14)
Por qué se nos da el Espíritu Santo: Considero que en el corazón del Padre existieron muchos, muchos motivos para enviarnos al Santo cuando Él mismo lo había determinado como parte de su obra salvadora.
Primero por su infinito amor, su infinita bondad, su infinita caridad hablando en términos coloquiales. Sin lugar a dudas fue el Amor Eterno del Padre el que lo llevó a enviar a la Tercera Persona de su Divinidad. Así como le movió la ternura y el amor para enviarnos a su Hijo como Salvador y Redentor, de la misma manera y por el mismo motivo nos envió al Espíritu Santo, ya no como Salvador sino como Santificador. Es uno de los dones más excelentes del Padre. Un don que no hemos merecido, que no hemos hecho nada para ganárnoslo, al contrario, habiendo tratado tan mal a Jesucristo era lógico según nuestros esquemas humanos que Dios no nos enviara al Espíritu Santo. Ciertamente no merecíamos tan magnífico don, pero en la bondad infinita de Dios Padre, lo ha querido así. Por lo tanto, un primer motivo por el cual Dios no ha enviado al Espíritu ha sido el infinito amor que nos tiene. Un amor que nos ha manifestado es su amado Hijo Jesucristo.
Segundo: sin lugar a dudas que otro motivo por el cual Dios Padre no envió al Espíritu Santo, fueron los merecimientos de Jesucristo. Fue por la oración de Jesús y la insistencia y constancia ante el Padre de las misericordias que nos fue enviado el Paráclito. Jesús mismo lo dice: yo rogaré a mi Padre para que les mande al Paráclito, yo me voy, pero no les dejo solos, vendrá el Consolador, el Espíritu de la verdad. Fue pues a través de Jesucristo, por medio de su oración – intercesión, de su Pasión, de su Muerte de su Resurrección y Ascensión que nos mereció este don, por eso, estando sentado a la derecha del Padre ha intensificado su súplica para que nos fuera enviado el divino consolador. Fue tan elocuente y eficaz esta petición, que el Padre la escuchó y aceptó enviarnos al Espíritu Santo para santificarnos.
Considero que el tercer motivo fue precisamente nuestra propia limitación y miseria. Fue nuestro pecado el que movió a compasión las entrañas del Padre de las misericordias, para enviar al sanador de todos los males, el Espíritu Santo. Dios mismo nos lo dijo: no quiero la muerte del pecador sino que cambie de conducta y viva. Esta realidad de indigencia es la que mueve la misericordia sin medida del Padre para venir en ayuda de todo el que le necesita por medio del Espíritu de amor.
El Espíritu Santo va a continuar la obra del Padre aquí en la tierra iniciada por Jesucristo. El Espíritu Santo es el consolador:  Yo rogaré a mi Padre y Él les dará otro Paráclito; que significa patrón, abogado y consolador. Esto significa que el Espíritu Santo cuida de cada uno de nosotros, nos protege en los trabajos cotidianos de cada día. Además nos consuela en nuestras tristezas y aflicciones. Es el abogado e intercesor en nuestras necesidades y por si esto fuera poco, permanecerá para siempre con nosotros.
También el Espíritu Santo nos va a enseñar todo lo referente al Padre y al Hijo. Se convierte así en nuestro Maestro enseñando y adoctrinando nuestra mente y nuestro corazón lo que Jesús predicó con su boca y con sus obras: Cuando venga el Espíritu Santo, que mi Padre enviará en mi nombre, Él se lo enseñará todo y les hará recordar todo lo que les he dicho. Él nos enseñará todas las cosas y hará que podamos discernir lo que le agrada a Dios, lo bueno, lo perfecto, hasta alcanzar la gloria de la santificación a los ojos de Dios.
Es uno de los dones más extraordinarios del Padre. El Espíritu Santo es una persona, no una cosa, no un objeto, no un tesoro perecedero, sino que es por excelencia el Don del Dios Altísimo, porque es el mayor, el supremo don que Dios nos puede hacer. El Espíritu Santo además, es la fuente de todos los dones, porque al ser Él el Don por excelencia nada nos puede faltar.
Dios rico en misericordia, no se deja ganar en generosidad y por eso, no contento con darnos la gracia, la caridad, y las virtudes sobrenaturales como lo son la Fe, la Esperanza y la Caridad, nos colma además con todos los dones, siete son los que conocemos, pero sabemos que son infinitamente muchos más, pero esto no es lo más grande, lo excelso es que nos da al que es principio y causa de todos estos dones, como quien acude constantemente a una fuente inagotable, y no sólo recibe el agua que brota de ella, sino que le es dada también la fuente misma. Así que Dios no sólo nos ha dado los dones y frutos del Espíritu Santo, sino que nos ha dado al mismo Espíritu Santo.
Señor Jesucristo, Camino Verdad y Vida. Rostro humano de Dios y rostro divino del hombre gracias por interceder ante el Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo para que nos enviara al Espíritu Santo. Esa tercera persona de la divinidad de un solo Dios. Gracias te Dios Padre Dios, Padre Bueno por la infinita misericordia y amor que te movió a darnos tan infinito Don. Dándonos a tu hijo y con Él al Espíritu Santo, no has dado todo lo bueno que de ti procede. Nunca te agradeceremos lo suficiente y el único que podrá pagarte será tu amado Hijo Nuestro Señor Jesucristo. Gracias Padre. ¡Amén!
Paz y Bien.
Fort Worth, Texas
Junio 7 de 2011-06-07
Fray Pablo Capuchino Misionero.

viernes, 3 de junio de 2011

Recogidos en Oración a la espera del Paráclito

Novena al Espíritu Santo
Primer día
Recogidos en oración en espera del Paráclito
Lectura Bíblica (He 1,12-14)
12 Los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado.
13 Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.
14 Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Contempla el peregrinar de los discípulos que vuelven a Jerusalén. entran en el cenáculo, lugar de encuentro, lugar de compartir, lugar de intimidad, lugar de fraternidad. Estuvieron allí perseverando todos con un mismo ánimo, orando reflexionando en los acontecimientos apenas sucedidos y queriendo encontrar un sentido a la desolación que seguramente estaban viviendo. Junto con ellos estaban algunas mujeres piadosas y desde luego, no podía faltar María, la Madre Virgen de Jesús. Entra Tú mismo en este ambiente de oración, entra en el mismo recogimiento para que el Espíritu que posees desde el día de tu bautismo pueda inundarte nuevamente con su gracia que es la gracia de Dios.
Los Apóstoles en oración: Los Apóstoles movidos por el Espíritu Santo se retiran, se recogen en el cenáculo. Se apartan del bullicio de la gente, de las prisas, de los desasosiegos y ejercitándose en oración contemplativa se van preparando para la efusión del Espíritu Santo. Es verdad que ya Jesús se los había prometido, pero era necesario que ellos se prepararan adecuadamente para recibir al Paráclito a través de la oración. La oración de los Apóstoles tiene unas características muy concretas que descubrimos en el texto de los Hechos de los Apóstoles que hemos citado arriba: estaban todos muy unidos y conformes, teniendo un corazón y una voluntad, orando todos en común. Los Apóstoles sabían que la oración en común hecha con amor es muy eficaz delante de Dios según se lo había enseñado el Maestro. Jesús les había encargado también la vivencia del amor, por ello procuraban practicarlo sinceramente y desde el corazón para con todos.
Con María la Virgen Santísima: Como en todos los acontecimientos importantes de la Historia de la Salvación desde que Dios la eligió y la predestinó, la Madre del Amor siempre estará presente, al pendiente de sus hijos e hijas intercediendo por cada uno de nosotros después de que su mismo Hijo Jesús nos confió a su corazón maternal. María ¡oh María! Mujer fiel y primer discípula del Maestro no podías faltar en la gran misión de la Iglesia desde el primer momento de su nacimiento. Haz que nosotros al igual que Tú perseveremos constantes en la oración y en la contemplación y aspiración de la gloria del Padre en comunión con todos nuestros hermanos y hermanas para llevarlos a Dios. Fiel intercesora. María la Madre Virgen ora fervorosamente, y con su ejemplo anima a los demás y nos anima a nosotros a orar con fervor y perseverancia; su oración es eficaz, su Hijo no le podrá negar nada, yendo de la mano santísima de María iremos seguros a Cristo y con Él al Padre en el Espíritu Santo.
Pongamos pues en práctica las virtudes de los Apóstoles y María para conseguir prepararnos adecuada y profundamente para celebrar un nuevo pentecostés en nuestra vida. Dichas virtudes son: oración contemplativa en recogimiento; unión de corazón manifestada a través de la caridad con todos, perseverancia en pedir la gracia de Dios juntamente con María la Madre del Amor.
Paz y Bien
Fort Worth Texas. Junio 3 de 2011