viernes, 3 de junio de 2011

Recogidos en Oración a la espera del Paráclito

Novena al Espíritu Santo
Primer día
Recogidos en oración en espera del Paráclito
Lectura Bíblica (He 1,12-14)
12 Los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado.
13 Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.
14 Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Contempla el peregrinar de los discípulos que vuelven a Jerusalén. entran en el cenáculo, lugar de encuentro, lugar de compartir, lugar de intimidad, lugar de fraternidad. Estuvieron allí perseverando todos con un mismo ánimo, orando reflexionando en los acontecimientos apenas sucedidos y queriendo encontrar un sentido a la desolación que seguramente estaban viviendo. Junto con ellos estaban algunas mujeres piadosas y desde luego, no podía faltar María, la Madre Virgen de Jesús. Entra Tú mismo en este ambiente de oración, entra en el mismo recogimiento para que el Espíritu que posees desde el día de tu bautismo pueda inundarte nuevamente con su gracia que es la gracia de Dios.
Los Apóstoles en oración: Los Apóstoles movidos por el Espíritu Santo se retiran, se recogen en el cenáculo. Se apartan del bullicio de la gente, de las prisas, de los desasosiegos y ejercitándose en oración contemplativa se van preparando para la efusión del Espíritu Santo. Es verdad que ya Jesús se los había prometido, pero era necesario que ellos se prepararan adecuadamente para recibir al Paráclito a través de la oración. La oración de los Apóstoles tiene unas características muy concretas que descubrimos en el texto de los Hechos de los Apóstoles que hemos citado arriba: estaban todos muy unidos y conformes, teniendo un corazón y una voluntad, orando todos en común. Los Apóstoles sabían que la oración en común hecha con amor es muy eficaz delante de Dios según se lo había enseñado el Maestro. Jesús les había encargado también la vivencia del amor, por ello procuraban practicarlo sinceramente y desde el corazón para con todos.
Con María la Virgen Santísima: Como en todos los acontecimientos importantes de la Historia de la Salvación desde que Dios la eligió y la predestinó, la Madre del Amor siempre estará presente, al pendiente de sus hijos e hijas intercediendo por cada uno de nosotros después de que su mismo Hijo Jesús nos confió a su corazón maternal. María ¡oh María! Mujer fiel y primer discípula del Maestro no podías faltar en la gran misión de la Iglesia desde el primer momento de su nacimiento. Haz que nosotros al igual que Tú perseveremos constantes en la oración y en la contemplación y aspiración de la gloria del Padre en comunión con todos nuestros hermanos y hermanas para llevarlos a Dios. Fiel intercesora. María la Madre Virgen ora fervorosamente, y con su ejemplo anima a los demás y nos anima a nosotros a orar con fervor y perseverancia; su oración es eficaz, su Hijo no le podrá negar nada, yendo de la mano santísima de María iremos seguros a Cristo y con Él al Padre en el Espíritu Santo.
Pongamos pues en práctica las virtudes de los Apóstoles y María para conseguir prepararnos adecuada y profundamente para celebrar un nuevo pentecostés en nuestra vida. Dichas virtudes son: oración contemplativa en recogimiento; unión de corazón manifestada a través de la caridad con todos, perseverancia en pedir la gracia de Dios juntamente con María la Madre del Amor.
Paz y Bien
Fort Worth Texas. Junio 3 de 2011

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