jueves, 14 de julio de 2011

No desconfíes de la Providencia Divina


14 de julio

No desconfíes de la providencia divina, confía en Dios, abandónate a él, déjale a él el cuidado entero de ti misma, y quédate tranquila que no quedarás confundida. Comprendo y entiendo que la prueba es dura y hosca la batalla; pero comprendo también que el fruto, que lo recogerás a su tiempo, es muy abundante. La corona que se va tejiendo allá arriba es con mucho muy superior a todo lo que podemos imaginar. […].

Júzgame como creas, pero lo que quiero de ti es que, al aumentar las pruebas, aumente también el abandono y la confianza en Dios; profundiza cada vez más en la humildad y en bendecir al Señor, que se digna en su bondad visitarte de ese modo para disponerte a formar parte de la construcción de la Sión celeste.

 (10 de abril de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 393)

No desconfíes de la Gracia Divina


14 de julio

No desconfíes de la providencia divina, confía en Dios, abandónate a él, déjale a él el cuidado entero de ti misma, y quédate tranquila que no quedarás confundida. Comprendo y entiendo que la prueba es dura y hosca la batalla; pero comprendo también que el fruto, que lo recogerás a su tiempo, es muy abundante. La corona que se va tejiendo allá arriba es con mucho muy superior a todo lo que podemos imaginar. […].

Júzgame como creas, pero lo que quiero de ti es que, al aumentar las pruebas, aumente también el abandono y la confianza en Dios; profundiza cada vez más en la humildad y en bendecir al Señor, que se digna en su bondad visitarte de ese modo para disponerte a formar parte de la construcción de la Sión celeste.

 (10 de abril de 1915, a Raffaelina Cerase – Ep. II, p. 393)

viernes, 1 de julio de 2011

Sagrado Coraz'on de Jes'us


Sagrado Corazón de Jesús: en Vos confío.

Queridos hermanos: Paz y Bien

Hoy celebramos la solemnidad del Sagrado corazón de Jesús. Una fiesta extraordinaria porque toda ella nos desvela lo más recóndito de los secretos de nuestro Padre  Dios: Su Amor y Su Misericordia infinitas. Es esto lo que hoy celebramos: el Amor infinito de Dios. Nunca debemos perder de vista que al centro de todo el misterio del universo está  Jesucristo que se nos ha manifestado como Camino Verdad y Vida. En el centro del misterio de Jesucristo está su vida, su pasión, su muerte y su resurrección que es como la coronación de todo lo que ‘El hizo y realizó aquí en el mundo mientras  permaneció visiblemente entre sus discípulos, mismos que experimentaron de manera muy directa y concreta su Amor. Así pues, en el centro del misterio de su vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo está su amor incondicional para todo el que a ‘El acude, ahí está su corazón abierto y dilatado por Amor. Celebrar hoy la fiesta del corazón de Jesucristo es meternos en las entrañas mismas de nuestro Padre Dios y recuperar nuestra esencia de y nuestra imagen y dignidad primeras: la Santidad. Jesús de Nazaret nos recuerda que todos estamos dentro de su corazón y ‘Él nos presenta al Padre. En Jesús que es el Hijo de Dios, el Salvador del mundo se nos revela pues la plenitud de la misericordia y del amor de Dios. Corramos presurosos y sin desfallecer a las fuentes de agua viva que brotan del Sacratísimo Corazón de Jesús y dejémonos inundar por su misericordia y santidad.

Paz y Bien

Fort Worth, Tx Julio 1, Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Fray Pablo Capuchino Misionero.

lunes, 27 de junio de 2011

En Memoria de un Gran Apostol del Evangelio

Mons. Padovese, a un año de su muerte

ROMA Para honrar la memoria de nuestro hermano, Mons. Luigi Padovese, el Instituto Franciscano de Espiritualidad de la Pontificia Universidad Antonianum, del cual fue presidente por 17 años, ha promovido una miscelánea de estudios que llevan como título el lema episcopal: “In Caritate Veritas” de Luigi Padovese, Obispo Capuchino, Vicario Apostólico de Anatolia. Escritos en memoria (a cargo de P. Martinelli y L. Bianchi, EDB, Bologna 2011). El volumen de 852 páginas ha sido presentado a la santa sede por la misma Universidad el pasado viernes 3 de junio, exactamente al año de su cruento homicidio. El acto académico se desarrolló en un clima de profunda emoción con la participación de más de doscientas personas entre las cuales estaba presente también el hermano del prelado desaparecido.


La presentación en detalle de la miscelánea fue confiada al rector de la Pontificia Universidad Antonianum y primer estudiante de doctorado de Luigi Padovese, el prof. Johannes Freyer, quien presentó la estructura del volumen deteniéndose en particular en la sección de los testimonios, entre los cuales despuntan los del Ministro general de los Capuchinos, fr. Mauro Jöhri, y de su Santidad el Patriarca de Constantinopla Bartolomeo I. Sucesivamente el rector describió los estudios de franciscanismo contenidos en el texto, entre los cuales emerge la característica profundamente dialógica del carisma de San Francisco en confrontación con las otras experiencias religiosas. Al término del acto académico los participantes se trasladaron a la adyacente Basílica de San Antonio donde se celebró una Misa de sufragio en su memoria. La celebración eucarística fue presidida por el Vicario general de los Capuchinos, fr. Felice Cangelosi quien en la homilía hizo presente la figura humana, de estudioso y de consagrado, así como el compromiso pastoral de nuestro hermano asesinado un año atrás, en el día en que la Iglesia celebraba la solemnidad del Corpus Christi.

ISKENDERUN, Turquía – Mons. Padovese fue un incansable estudioso de los orígenes del cristianismo y pastor que fundó sobre la caridad y el diálogo su servicio a la verdad. Fue recordado el domingo 5 de junio en Iskenderun con una celebración eucarística presidida por mons. Ruggero Franceschini, Arzobispo de Esmirna, capuchino, actual administrador apostólico del vicariato Apostólico de Anatolia y presidente de la conferencia episcopal de Turquía. En representación del Ministro general estuvo presente fr. Carlo Calloni, Secretario particular.



Tomado de la P’agina Oficial de la Orden de Frailes Menores Capuchinos.

En Memoria de un Hermano Capuchino

Mons. Padovese, a un año de su muerte

Tomado de ofmcap.org. Pagina Oficial de la Orden De Frailes Menores Capuchinos


ROMA Para honrar la memoria de nuestro hermano, Mons. Luigi Padovese, el Instituto Franciscano de Espiritualidad de la Pontificia Universidad Antonianum, del cual fue presidente por 17 años, ha promovido una miscelánea de estudios que llevan como título el lema episcopal: “In Caritate Veritas” de Luigi Padovese, Obispo Capuchino, Vicario Apostólico de Anatolia. Escritos en memoria (a cargo de P. Martinelli y L. Bianchi, EDB, Bologna 2011). El volumen de 852 páginas ha sido presentado a la santa sede por la misma Universidad el pasado viernes 3 de junio, exactamente al año de su cruento homicidio. El acto académico se desarrolló en un clima de profunda emoción con la participación de más de doscientas personas entre las cuales estaba presente también el hermano del prelado desaparecido.

La presentación en detalle de la miscelánea fue confiada al rector de la Pontificia Universidad Antonianum y primer estudiante de doctorado de Luigi Padovese, el prof. Johannes Freyer, quien presentó la estructura del volumen deteniéndose en particular en la sección de los testimonios, entre los cuales despuntan los del Ministro general de los Capuchinos, fr. Mauro Jöhri, y de su Santidad el Patriarca de Constantinopla Bartolomeo I. Sucesivamente el rector describió los estudios de franciscanismo contenidos en el texto, entre los cuales emerge la característica profundamente dialógica del carisma de San Francisco en confrontación con las otras experiencias religiosas. Al término del acto académico los participantes se trasladaron a la adyacente Basílica de San Antonio donde se celebró una Misa de sufragio en su memoria. La celebración eucarística fue presidida por el Vicario general de los Capuchinos, fr. Felice Cangelosi quien en la homilía hizo presente la figura humana, de estudioso y de consagrado, así como el compromiso pastoral de nuestro hermano asesinado un año atrás, en el día en que la Iglesia celebraba la solemnidad del Corpus Christi.


ISKENDERUN, Turquía – Mons. Padovese fue un incansable estudioso de los orígenes del cristianismo y pastor que fundó sobre la caridad y el diálogo su servicio a la verdad. Fue recordado el domingo 5 de junio en Iskenderun con una celebración eucarística presidida por mons. Ruggero Franceschini, Arzobispo de Esmirna, capuchino, actual administrador apostólico del vicariato Apostólico de Anatolia y presidente de la conferencia episcopal de Turquía. En representación del Ministro general estuvo presente fr. Carlo Calloni, Secretario particular.

martes, 7 de junio de 2011

El Amor de Dios manifestado en el envío del Espíritu Paráclito


Tercer día
Razón de la Venida del Espíritu Santo
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Había en Jerusalén hombres piadosos, que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar a cada uno en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: ¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene, forasteros romanos, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les oímos hablar en nuestra lengua las
maravillas de Dios. Todos estaban estupefactos y perplejos y se decían unos a otros ¿Qué significa esto? Otros en cambio decían riéndose ¡Están llenos de mosto! Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y les dijo: Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras...

(Hch 2,1-14)
Por qué se nos da el Espíritu Santo: Considero que en el corazón del Padre existieron muchos, muchos motivos para enviarnos al Santo cuando Él mismo lo había determinado como parte de su obra salvadora.
Primero por su infinito amor, su infinita bondad, su infinita caridad hablando en términos coloquiales. Sin lugar a dudas fue el Amor Eterno del Padre el que lo llevó a enviar a la Tercera Persona de su Divinidad. Así como le movió la ternura y el amor para enviarnos a su Hijo como Salvador y Redentor, de la misma manera y por el mismo motivo nos envió al Espíritu Santo, ya no como Salvador sino como Santificador. Es uno de los dones más excelentes del Padre. Un don que no hemos merecido, que no hemos hecho nada para ganárnoslo, al contrario, habiendo tratado tan mal a Jesucristo era lógico según nuestros esquemas humanos que Dios no nos enviara al Espíritu Santo. Ciertamente no merecíamos tan magnífico don, pero en la bondad infinita de Dios Padre, lo ha querido así. Por lo tanto, un primer motivo por el cual Dios no ha enviado al Espíritu ha sido el infinito amor que nos tiene. Un amor que nos ha manifestado es su amado Hijo Jesucristo.
Segundo: sin lugar a dudas que otro motivo por el cual Dios Padre no envió al Espíritu Santo, fueron los merecimientos de Jesucristo. Fue por la oración de Jesús y la insistencia y constancia ante el Padre de las misericordias que nos fue enviado el Paráclito. Jesús mismo lo dice: yo rogaré a mi Padre para que les mande al Paráclito, yo me voy, pero no les dejo solos, vendrá el Consolador, el Espíritu de la verdad. Fue pues a través de Jesucristo, por medio de su oración – intercesión, de su Pasión, de su Muerte de su Resurrección y Ascensión que nos mereció este don, por eso, estando sentado a la derecha del Padre ha intensificado su súplica para que nos fuera enviado el divino consolador. Fue tan elocuente y eficaz esta petición, que el Padre la escuchó y aceptó enviarnos al Espíritu Santo para santificarnos.
Considero que el tercer motivo fue precisamente nuestra propia limitación y miseria. Fue nuestro pecado el que movió a compasión las entrañas del Padre de las misericordias, para enviar al sanador de todos los males, el Espíritu Santo. Dios mismo nos lo dijo: no quiero la muerte del pecador sino que cambie de conducta y viva. Esta realidad de indigencia es la que mueve la misericordia sin medida del Padre para venir en ayuda de todo el que le necesita por medio del Espíritu de amor.
El Espíritu Santo va a continuar la obra del Padre aquí en la tierra iniciada por Jesucristo. El Espíritu Santo es el consolador:  Yo rogaré a mi Padre y Él les dará otro Paráclito; que significa patrón, abogado y consolador. Esto significa que el Espíritu Santo cuida de cada uno de nosotros, nos protege en los trabajos cotidianos de cada día. Además nos consuela en nuestras tristezas y aflicciones. Es el abogado e intercesor en nuestras necesidades y por si esto fuera poco, permanecerá para siempre con nosotros.
También el Espíritu Santo nos va a enseñar todo lo referente al Padre y al Hijo. Se convierte así en nuestro Maestro enseñando y adoctrinando nuestra mente y nuestro corazón lo que Jesús predicó con su boca y con sus obras: Cuando venga el Espíritu Santo, que mi Padre enviará en mi nombre, Él se lo enseñará todo y les hará recordar todo lo que les he dicho. Él nos enseñará todas las cosas y hará que podamos discernir lo que le agrada a Dios, lo bueno, lo perfecto, hasta alcanzar la gloria de la santificación a los ojos de Dios.
Es uno de los dones más extraordinarios del Padre. El Espíritu Santo es una persona, no una cosa, no un objeto, no un tesoro perecedero, sino que es por excelencia el Don del Dios Altísimo, porque es el mayor, el supremo don que Dios nos puede hacer. El Espíritu Santo además, es la fuente de todos los dones, porque al ser Él el Don por excelencia nada nos puede faltar.
Dios rico en misericordia, no se deja ganar en generosidad y por eso, no contento con darnos la gracia, la caridad, y las virtudes sobrenaturales como lo son la Fe, la Esperanza y la Caridad, nos colma además con todos los dones, siete son los que conocemos, pero sabemos que son infinitamente muchos más, pero esto no es lo más grande, lo excelso es que nos da al que es principio y causa de todos estos dones, como quien acude constantemente a una fuente inagotable, y no sólo recibe el agua que brota de ella, sino que le es dada también la fuente misma. Así que Dios no sólo nos ha dado los dones y frutos del Espíritu Santo, sino que nos ha dado al mismo Espíritu Santo.
Señor Jesucristo, Camino Verdad y Vida. Rostro humano de Dios y rostro divino del hombre gracias por interceder ante el Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo para que nos enviara al Espíritu Santo. Esa tercera persona de la divinidad de un solo Dios. Gracias te Dios Padre Dios, Padre Bueno por la infinita misericordia y amor que te movió a darnos tan infinito Don. Dándonos a tu hijo y con Él al Espíritu Santo, no has dado todo lo bueno que de ti procede. Nunca te agradeceremos lo suficiente y el único que podrá pagarte será tu amado Hijo Nuestro Señor Jesucristo. Gracias Padre. ¡Amén!
Paz y Bien.
Fort Worth, Texas
Junio 7 de 2011-06-07
Fray Pablo Capuchino Misionero.

viernes, 3 de junio de 2011

Recogidos en Oración a la espera del Paráclito

Novena al Espíritu Santo
Primer día
Recogidos en oración en espera del Paráclito
Lectura Bíblica (He 1,12-14)
12 Los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado.
13 Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.
14 Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Contempla el peregrinar de los discípulos que vuelven a Jerusalén. entran en el cenáculo, lugar de encuentro, lugar de compartir, lugar de intimidad, lugar de fraternidad. Estuvieron allí perseverando todos con un mismo ánimo, orando reflexionando en los acontecimientos apenas sucedidos y queriendo encontrar un sentido a la desolación que seguramente estaban viviendo. Junto con ellos estaban algunas mujeres piadosas y desde luego, no podía faltar María, la Madre Virgen de Jesús. Entra Tú mismo en este ambiente de oración, entra en el mismo recogimiento para que el Espíritu que posees desde el día de tu bautismo pueda inundarte nuevamente con su gracia que es la gracia de Dios.
Los Apóstoles en oración: Los Apóstoles movidos por el Espíritu Santo se retiran, se recogen en el cenáculo. Se apartan del bullicio de la gente, de las prisas, de los desasosiegos y ejercitándose en oración contemplativa se van preparando para la efusión del Espíritu Santo. Es verdad que ya Jesús se los había prometido, pero era necesario que ellos se prepararan adecuadamente para recibir al Paráclito a través de la oración. La oración de los Apóstoles tiene unas características muy concretas que descubrimos en el texto de los Hechos de los Apóstoles que hemos citado arriba: estaban todos muy unidos y conformes, teniendo un corazón y una voluntad, orando todos en común. Los Apóstoles sabían que la oración en común hecha con amor es muy eficaz delante de Dios según se lo había enseñado el Maestro. Jesús les había encargado también la vivencia del amor, por ello procuraban practicarlo sinceramente y desde el corazón para con todos.
Con María la Virgen Santísima: Como en todos los acontecimientos importantes de la Historia de la Salvación desde que Dios la eligió y la predestinó, la Madre del Amor siempre estará presente, al pendiente de sus hijos e hijas intercediendo por cada uno de nosotros después de que su mismo Hijo Jesús nos confió a su corazón maternal. María ¡oh María! Mujer fiel y primer discípula del Maestro no podías faltar en la gran misión de la Iglesia desde el primer momento de su nacimiento. Haz que nosotros al igual que Tú perseveremos constantes en la oración y en la contemplación y aspiración de la gloria del Padre en comunión con todos nuestros hermanos y hermanas para llevarlos a Dios. Fiel intercesora. María la Madre Virgen ora fervorosamente, y con su ejemplo anima a los demás y nos anima a nosotros a orar con fervor y perseverancia; su oración es eficaz, su Hijo no le podrá negar nada, yendo de la mano santísima de María iremos seguros a Cristo y con Él al Padre en el Espíritu Santo.
Pongamos pues en práctica las virtudes de los Apóstoles y María para conseguir prepararnos adecuada y profundamente para celebrar un nuevo pentecostés en nuestra vida. Dichas virtudes son: oración contemplativa en recogimiento; unión de corazón manifestada a través de la caridad con todos, perseverancia en pedir la gracia de Dios juntamente con María la Madre del Amor.
Paz y Bien
Fort Worth Texas. Junio 3 de 2011

miércoles, 18 de mayo de 2011

Paso para el Asnillo de los Capuchinos San Felix de Cantalicio


San Félix de Cantalicio Fraile Capuchino 1515-1587
La figura de San Félix de Cantalicio encarna en sí misma todo el espíritu de la Reforma Capuchina y de los primeros capuchinos: humildad, pobreza, simplicidad, jovialidad, fervor intenso en la vivencia de la oración y de la caridad, espíritu contemplativo y amor apasionado a Dios y al prójimo.
Nació en Cantalicio, al pie de los Apeninos, en 1515, en el seno de una familia de humildes labradores; sus padres tenían unos apellidos preciosos: Santo era el de su padre y Santa el de la madre, todo un símbolo. Con tan sólo doce años ayudaba a la casa paterna guardando ovejas y arando los campos de un rico señor. De niño era piadoso, penitente y largo en virtudes; gustaba escuchar historias de santos y mártires, deseando ser uno de ellos, y, aunque esperó algún tiempo por ayudar a la familia, un día decidió romper con el mundo: "voy a hacerme hermano capuchino". Un amigo le advirtió de que era una Orden demasiado austera y radical, pero él respondió: "Las cosas se hacen o no se hacen; no se pueden hacer a medias". Y así a los veintiocho años se presenta en el convento de Cittaducale (Rieti). El P. Guardián lo mira y le dice: "veo que vienes aquí para hartarte de comer, ¿no es cierto? Tienes pocas ganas de trabajar y te gustaría mandar a los hermanos como antes mandabas a los bueyes". El joven Félix respondió: "Es verdad, Padre, que no sirvo para nada y que soy un pobre pecador; pero he venido hasta aquí, os lo aseguro, con el único deseo de amar al Señor".
Y fue aceptado entre los capuchinos. Comenzó el noviciado en Antícoli de Campania, dedicado a la vida de oración, a la práctica de la penitencia y a la total imitación de San Francisco. Terminado el noviciado y a los treinta y dos años pasó a Roma como limosnero, donde permanecería por espacio de cuarenta años. Día tras día aparecía por las calles de la ciudad siendo el verdadero retrato de la modestia: absorto en Dios, no levantaba los ojos sin necesidad y con dulce y apacible sonrisa saludaba tanto a personajes célebres como a los bienhechores. Lo admiraban y apreciaban Cardenales, obispos, santos como San Carlos Borromeo, San Felipe Neri, gente de toda clase, e incluso hasta el mismo Papa. Un día Sixto V lo encontró en Trinitá dei Monti y le pidió un pan. El limosnero buscó en las alforjas para coger uno de los mejores. "No lo escojáis Fray Félix; déme el primero que salga". Y salió un panecillo duro y más negro que el carbón. "Tenga paciencia Santo Padre, no lo hice queriendo -- dijo Fray Félix -- y recuerde vuestra Santidad que también ha sido fraile".
Era siempre caritativo y bueno con los enfermos a los que visitaba y cuidaba tanto en la enfermería del convento como en los hospitales de la ciudad. Por su buen corazón para con los pobres se había ganado su admiración y estima. Era con todos un ángel de paz. "¡Deo gratias"!, ¡Deo gratias!", era su saludo preferido, cuando los niños querían divertirse en la calle, lo rodeaban llamándole "Fray Deo gratias", y él respondía con agrado: "¡Deo gratias, angelitos!".
Los romanos tenían también en gran aprecio y veneración a otro santo de aquellos tiempos: San Felipe Neri. Entre él y Fray Félix se sucedían acaloradas escenas de humildad para ver quién se arrodillaba primero delante del otro y recibir la bendición del santo amigo. Fray Félix callejeaba la ciudad con el sombrero negro que le había encasquetado San Felipe y éste se veía obligado a beber vino en público de la garrafa que le ofrecía Fray Félix. Tan grande era su amistad que para asemejarse a Cristo, se deseaban el uno al otro las más duras penas, saludándose así: "Buenos días Fray Félix. ¡Ojalá te quemaran vivo, por amor de Dios!" - "Salud, Felipe, ¡Ojalá te apaleen y te descuarticen, por el nombre de Cristo!".
Para remediar los desórdenes del carnaval -- muy célebre en Roma --, Fray Félix organizaba, junto con los Padres del Oratorio, rogativas de penitencia y mortificaba su cuerpo con grandes disciplinas. Una noche el P. Lupo -- célebre predicador capuchino -- se había quedado acurrucado en el púlpito de la pequeña iglesia conventual. Fray Félix entró en la iglesia y con la luz de una vela registró todos los rincones; cuando vio que no había nadie, comenzó a disciplinar su cuerpo con tal fuerza y persistencia, que el P. Lupo, no pudiendo contenerse más, exclamó: "¡Basta, Fray Félix; basta!". "¿Quién sois?". "El P. Lupo". "¡Dios os perdone!, pero ahora vete a dormir y déjame solo".
Toda su ciencia constaba de seis letras: cinco rojas, las llagas de Cristo, y una blanca, María Inmaculada. Fue grande su amor y devoción a la Virgen de la que recibió como regalo tener al niño Dios en sus brazos una fiesta de Navidad. A los hermanos jóvenes, además de darles ejemplo en la práctica de todas las virtudes, les recordaba una y otra vez: "Cuando se va a la calle hay que tener la mente en el cielo, los ojos en la tierra y el rosario entre las manos".
Y así, Fray Félix que ante las gentes de Roma que salían a su encuentro, pedía: "Paso para el asnillo de los capuchinos", llegó a la edad de 72 años lleno de virtudes. Ya sólo aspiraba ardientemente la paz del cielo. Un día confesó a sus hermanos: "El asno ha caído y no se levantará más". Postrado en su lecho recibió los últimos sacramentos. Luego su celda se llenó de una gran luz. Era la Virgen que, rodeaba de ángeles llegaba para confortarlo. Y Fray Félix, cerrando los ojos, entró en los gozos eternos.
Eran las 11 de la noche del segundo día de Pentecostés: 18 de mayo de 1587. Toda Roma se conmovió y acudió a venerar sus restos. Su cuerpo había quedado fresco y flexible como el de un niño. Luego, los milagros se multiplicaron sobre su tumba. Fue canonizado por Clemente XI en 1712. Con San Félix de Cantalicio, la Reforma Capuchina quedó definitivamente afianzada. Es el primer Santo de la Orden de Frailes Menores Capuchinos.



lunes, 16 de mayo de 2011

El Señor es mi Pastor

Paz y Bien
Oye las palabras de Jesús, El Buen Pastor que una vez más te invita a entrar a su Redil, porque Él es la Puerta, Él es el Buen Pastor, Él es el que da la vida por ti.  Pídele incesantemente y sin desfallecer que Tú seas siempre del rebaño bendito, que seas verdaderamente una oveja de Cristo, y que no te dejes llevar por el lobo, ni por el León rugiente que busca a quién devorar.
11. Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12.Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, 13.porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. 14. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, 15.como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. 16. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. 17. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 18. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre. (Jn 10,11-18)
Queridos Hermanos la liturgia de la Palabra para la Eucaristía de ayer nos presentaba ya el texto del Buen Pastor, el que da la vida por sus ovejas. ¡Cuánta necesidad tenemos hoy, aquí y ahora de encontrarnos con El Buen Pastor! En un mundo done hay tantas voces, donde hay tantos apriscos y donde corren tantos ríos de agua que muchas veces nos contaminan y nos arrancan de la compañía del Buen Pastor, necesitamos escuchar su voz, sólo su voz que es dulce y suave.
El Buen Pastor conoce a sus ovejas. Jesús al tomar el dulcísimo nombre de Pastor, te está diciendo que te conoce a Ti por tu nombre, que no sólo formas parte del rebaño, de su rebaño, sino que te conoce de manera única y personal. Todos los que escuchan su voz son sus ovejas, porque le conocen y le siguen, es decir, porque ponen en práctica las virtudes del Buen Pastor. El Buen Pastor tiene un conocimiento perfecto de todas sus ovejas, a cada una la llama por su nombre y la conduce hacia fuentes tranquilas. Las llama por su nombre y conoce no sólo su exterior, sino sobre todo y ante todo su interior, su corazón ya que éste es el único modo de conocerlas bien. Es un conocimiento tan extraordinario, tan excepcional, tan maravilloso que según las palabra del mismo Jesús nos dice: ‘Como el Padre Celestial me conoce a Mi, así yo les conozco a mis ovejas’. Se trata de un conocimiento profundo, completo. Un conocimiento lleno de ternura, de amor. Éste único y verdadero Pastor es el que ha rescatado a cada una de sus ovejas a precio de Sangre. Ha dado su vida por todas y cada una, para que ninguna se pierda. Cuando alguna se aleja del rebaño Él va en su búsqueda, la carga en su hombros y la conduce al regazo de su amor y su misericordia.
Es por tanto el amor el que caracteriza al Buen Pastor. Es el amor el que le lleva a conocer a cada una de sus ovejas. Es el amor el que le impulsa a dar la vida para que sus ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia. El amor es para las ovejas el signo de seguridad y de certeza de que escucharán aquellas palabras benditas del Buen Pastor: ‘Vengan benditos de mi Padre a recibir el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo…’.
Por otro lado la manera de cómo Jesús apacienta sus ovejas es de una forma muy singular y extraordinaria, Él da a sus ovejas el alimento que perdura hasta la vida eterna. Es un alimento sano, abundante y sabroso que fortalece y da salud, garantizándonos así también la vida eterna. El buen Pastor apacienta a sus ovejas con su divina palabra, que es palabra de vida eterna. En ella como en el maná encuentran sus ovejas exquisitos y variados sabores y remedios para sus males. La palabra de Jesús es consuelo en las tristezas, luz en las tinieblas, fortaleza en la debilidad, alimento sólido para los que tienen hambre y sed de justicia. Aliento y fortaleza para alcanzar la santidad.
También El Buen Pastor alimenta a las ovejas con su gracia. Da al alma la paz y el sosiego porque en verdes praderas la hace descansar. Son los divinos sacramentos los fortalecen la vida de la gracia y van conduciendo a la perfección del alma amante del Buen Pastor porque en ellos se derrama la gracia de Dios y hace capaces a las ovejas de vivir plenamente y seguras de pertenecer al único redil con el único Pastor, Cristo Jesús. Finalmente el Buen Pastor llevó a la máxima generosidad la alimentación de cada una de las ovejas que le escucha, le conocen y se deja pastorear por él. El Buen Pastor ha cumplido soberanamente su oficio, a dado a sus ovejas como pasto su propio cuerpo, y como bebida su propia sangre. El Divino Pastor, Cristo Jesús se da todo en alimento a sus ovejas. Las madres sustentan a sus pequeñuelos breve tiempo con su leche; pero ¿qué madre hay que toda su vida alimente a su hijos con su carne y con su sangre? Esto sólo lo hace el Buen Pastor.
Por si esto fuera poco, el Buen Pastor muere por sus ovejas. Él mismo no indica la calidad de su amor y de su fidelidad, también la manera de dar vida: ‘Yo doy mi vida por mis ovejas’. Jesús es capaz de hacer esto de manera extraordinaria y única, por eso es el Pastor Divino.
Caminemos pues, corramos al encuentro del Buen pastor que sale en nuestra búsqueda para cargarnos en sus benditos hombros y recostarnos en su regazo y. gozar siempre de su protección
Paz y Bien
Con mis oraciones:
Fray Pablo Capuchino Misionero.
Fort Worth Texas, Mayo 16 de 2011.

viernes, 13 de mayo de 2011

La certeza de la resurrección

La Santísima Virgen María logre que tengamos amor puro y perfecto a la cruz, a los padecimientos, a las angustias, a los dolores y a las tristezas de esta vida. 
De esta manera tenemos la certeza de abrazar con el mismo gusto y alegría la gloria de la resurrección. María nos conceda la gracia de compartir junto con ella la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Fray Pablo capuchino Misionero.

lunes, 9 de mayo de 2011

María la Mujer del "Sí"

María la Mujer del "Sí"

María la Mujer del "Sí"

Gracias a aquel "Sí", pronunciado por María Santísima, el mundo obtuvo la salvación. La humanidad fue redimida y el Reino de Dios se hizo realidad en medio de la humanidad entera. Nunca terminaremos de agradecerte lo suficiente por tan magnífico don.

Gracias Madre mía porque con tu "Sí" has dado al mundo que yacía en tinieblas y en sobras de muerte la Luz de la vida.

lunes, 11 de abril de 2011

Que no se haga mi voluntad sino la tuya, Dios mío.


11 de abril

Piensa en aquel gran abandono que sufrió nuestro Señor en el huerto de los olivos, y observa a este amado Hijo, que pide al Padre algún alivio; pero, sabiendo que el Padre no quiere otorgárselo, ya no piensa en ello ni se decide a pedirlo; y, como si nunca hubiera deseado ese alivio, retoma con valentía y coraje la obra de nuestra redención. En los momentos de extrema desmoralización, pide también tú al Padre del cielo que te conforte, que te consuele; y, si a él no le place hacerlo, no pienses más en ello, pero ármate de valor y reemprende la obra de tu salvación en la cruz, como si nunca te tuvieras que bajar de ella y como si nunca pudieras ver sereno el horizonte. ¿Qué quieres, hijita mía? Es necesario ver y hablar a Dios entre truenos y vientos huracanados. Conviene verlo entre las zarzas y el fuego de los espinos; y para continuar, hijita mía, es necesario descalzarse y renunciar enteramente a tu voluntad y a tus caprichos.

(6 de diciembre de 191,7 a Antonieta Vona – Ep. III, p. 828)